En conmemoración a todo un año que llevo ayudando a construir trenes, quiero publicar un poema que empecé a componer desde hace varios meses, y en el cual nada es lo que parece, al menos la primera vez que lo lees. Espero que os sorprenda.
El convoy se empieza a mover
rápido, no lo debes perder,
vamos, súbete a él.
No sabemos cuanta gente
se montará desde el andén.
Cada vagón es diferente
a todos los restantes.
Es un secreto el asiento
el cual ocuparemos,
tampoco sabemos
el precio del trayecto.
Desconocemos el destino
sin saber nuestro camino.
Tremendo problema
si las robustas traviesas
se transforman estrechas.
Que gran angustia
cuando la catenaria
no tiene energía.
Ruega y reza para evitar que granice
si no el tren tropezará sobre sus raíles.
Tomemos el viaje con tranquilidad
si alcanzamos demasiada velocidad
el ferrocarril podría descarrilar.
Aquí puedes leer el periódico o una novela,
compartir con los pasajeros tus ideas,
también puedes tomarte una relajante siesta,
en esta gran máquina hay total libertad.
Siéntate, disfruta del paisaje
antes de que este se acabe.
Las estaciones pasarán
en ellas te podrás bajar
pero a ninguna regresarás.
*Notas del autor.
Este poema es una metáfora entera, de principio a fin, donde el protagonista no es el tren, si no, la vida, la sociedad, las personas... El ferrocarril simboliza simplemente el mundo, cada vagón una localidad, las vías representan el destino, la energía que viaja por la catenaria es nuestro propio ánimo que nos arrastra, las inclemencias climatológicas son los problemas que se nos presentan y las estaciones simbolizan las oportunidades que la vida nos ofrece, no he querido olvidarme de las múltiples formas de afrontar la vida, de la libertad que disponemos y en ocasiones malgastamos. También he intentado recargar algunos versos con los fonemas "tr", "gr", "rr" y "r" para recrear el traqueteo del tren.
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