25 de octubre de 2009

Un punto muy natural.

Piensa en algo personal, muy personal, es algo diminuto, casi insignificante, pero es totalmente natural y que te hace diferente a los demás, algo prácticamente imborrable, que te ha acompañado desde tu nacimiento, y que no se separará de ti, ni siquiera después de que dejes de respirar.

No sé si estáis pensando en lo mismo que yo. Me refiero a los antojos, a las pecas, a los lunares, que están impresos en nuestra piel.

Estoy convencido de que no sabemos la cantidad aproximada de cuantas de estas motas decoran todo nuestro cuerpo. Seguro que poseemos más manchas de las que pensamos, y que éstas están escondidas en las partes más remotas de nuestra piel, a lo mejor tienes un punto en la nuca, o en la parte posterior de una pierna o quién sabe, detrás de una oreja y nunca te has dado cuenta de ello.

Como puedes comprobar, no conocemos tan bien como creíamos la piel que siempre nos arropa. Actualmente, nos empeñamos en moldear cada vez más nuestro cuerpo artificialmente, con montañas de maquillaje, extravagantes tatuajes o inverosímiles piercings. No es que esté en contra del uso de esta práctica, pero sí del abuso que algunas personas hacen de ella.

En mi modesta opinión, creo que la auténtica belleza radica en las cosas naturales. Porque la naturaleza ya es belleza en sí misma.