5 de agosto de 2010

Erradicando el sadimismo de la tradición.

Hace unos días, tuve la oportunidad de charlar con un inmigrante y preguntarle qué opinaban sus compatriotas sobre nuestro país. La respuesta, ya es más que conocida por nosotros, muchos de ellos piensan que España está llena de toros y toreros. Ufff… menudo panorama (pensé), un reino donde continuamente unos asesinos matan a los “cornudos”, y lo que es peor, donde la gente apoya y se enorgullece de este acto tan cruel. Bueno, aquí ya todos sabemos que es una realidad demasiado relativa.

Por suerte, ya hay varios territorios en nuestra nación donde esta humillación o ya está suprimida (en Canarias), o se va a eliminar en breve (en Cataluña). Por fin, ya muchas plazas de toros se convertirán en santuarios del auténtico espectáculo, como salones abiertos a conciertos, musicales, o teatros, o incluso rehabilitadas para ser pistas de tenis o de baloncesto, donde la gente jamás aplaudirá por la muerte de un animal.

Los taurinos están preocupados porque si s
e prohíbe la “fiesta nacional”, desaparecerá el toro de lidia. El mismo argumento que decían nuestros tatarabuelos a principios del siglo XIX cuando se inventó el automóvil. Ellos pronosticaban que los caballos se iban a extinguir porque nadie los iba a necesitar, porque nadie los iba a cuidar, porque nadie los iba a cabalgar. Pues ya han pasado más de un siglo, y se ha demostrado que eso son pamplinas y demagogia barata. Es más que probable que los caballos que hay en Europa sean más fuertes, más rápidos y más dóciles que los se utilizaban en las guerras de Napoleón.

Hace unos días se puso en el parlamento catalán los cimientos de un nuevo mundo más cívico y más humano, pero aun queda mucho trabajo por hacer, no sólo en España si no también en Centroamérica d
onde exportamos esta costumbre de dolor, sangre y sufrimiento tan innecesario.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Prohibido prohibir.

Benlli. dijo...

La finalidad real de esta entrada no es prohibir, si no concienciar, que es muy distinto.

Rubén dijo...

no hace mucho que recibí un e-mail en el cual se contaba la historia de unos niños que a un gato lo golpeaban, le ataban cosas en la cola, le pegaban patadas, le clavaban clavos y muchas más cosas hasta que al final lo mataban, y una vez terminada esta historia y con los pensamientos que ella generaba, ponía que nos imaginásemos que los niños son unos toreros y el gato es un toro. al final todo es lo mismo, hacer sufrir a un animal hasta su muerte, una crueldad por mucha tradición que sea.