10 de septiembre de 2009

Mi jornada laboral.

Alguien se ha parado alguna vez a pensar: ¿qué le satisface en esta vida?, ¿qué le llena como persona?

Yo, sí, algunos gustos han cambiado en mi trayectoria personal y profesional, pero actualmente lo tengo claro, demasiado claro, como para cambiar de idea.

¿Alguien se le ocurre algo más enriquecedor que ayudar al prójimo?

A mí, personalmente, no. Ahora, piensa por un instante en tener la información que alguien necesita en un momento determinado y ofrecérsela de forma altruista y desinteresada...

Creo que esta es una manera sencilla de crear felicidad. A veces, en ocasiones, tal vez siempre, esta alegría es recíproca, ya que se devuelve con una simple sonrisa o con una palabra amable.

Estos humildes gestos consiguen que uno se marche a casa con la satisfacción del trabajo bien realizado. Con este bienestar regreso a mi hogar la mayoría de las jornadas, también es verdad que algunos días me acompañan agujetas y jaquecas hasta el momento de irme a la cama, pero, os aseguro que lo primero recompensa con creces a lo último.

Reconozco que nadie es imprescindible, pero sinceramente, yo me siento importante gracias a la gente que me rodea, a mis compañeros, a mis amigos.

Créeme, esta sensación que intento explicar, es algo único y tiene más valor que el dinero.

No hay comentarios: