Naces, te educan, en la guardería, en la escuela, en el instituto y si llegas, con suerte, o por desgracia, a la universidad, tomas tus decisiones... o las toman otros por ti, o las circunstancias te empujan a dar a un salto... Un salto a lo laboral. Un salto que puede ser de longitud con la velocidad de tus conocimientos, un salto de altura por tu ímpetu y técnica innata, un salto triple para la gente que llega más lejos por sí misma. A veces es necesario dar el salto con pértiga (imprescindible tener un padrino en ciudades pequeñas, y más cuando tienes menos de 20 años). Lo importante para valorar tus futuros trabajos, es que los primeros sean... Como un salto mortal, o como un salto mortal hacia atrás. Vamos que con quince años o menos estés currando los veranos en el campo, detrás de una barra o sudando al sol en la obra. Cuando tengas los dieci... algo tu trabajo sea tan precario que no tengas un contrato laboral.
Después de tantos fracasos, golpes y decepciones. Tú decides el próximo tipo de salto, si te tiras a la piscina, a la arena, o a la colchoneta, no te rindas, recuerda tu duro pasado, encuentra el equilibrio, busca tu razón de ser, encuentra tu plenitud laboral, tu Ikigai.